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“SANTO ENTIERRO”
Los perfumes del amor
están derramando lágrimas
sobre la muerte de Cristo
y ante la desesperanza…
Ungüento de luna y cielo
sobre la sangre, se abrazan,
buscando de Jesucristo
esas rosas encarnadas,
que le brotaron del pecho
frente al rumor de una lanza…
Están buscando los clavos,
besando llaga por llaga.
La extensa pasión suscribe
y la muerte, se disfraza
de enterramientos ocultos
entre la piedras del alma…
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José le presta el sepulcro;
Juan, -entre tanto-, le abraza
y María, dolorosa,
le está besando la cara
queriendo borrar heridas
por donde la muerte pasa…
¡Callad! que Jesús “dormido”,
-aunque no diga palabra-,
está redimiendo mundos
y está inspirando plegarias,
en el silencio discreto
que al Viernes Santo acompaña.
¡Callad! que Jesús “dormido”,
vaga en sueños de esperanzas…
No le enterréis todavía;
vestirle con luz morada…
No le enterréis todavía
que el Cristo que “duerme”, ama
y amando espera en la noche
a la “tercera mañana”.
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